Una startup es como un bebé. Los ‘padres’ reciben innumerables consejos y hasta formación académica. Y a pesar de que abundan las fórmulas para tener éxito, cada experiencia es única. Sin embargo, y al igual que ocurre con la crianza de un hijo, hay parámetros a considerar para evaluar si las cosas marchan bien.

A todos les parece genial lo que estás haciendo, pero muy pocos compran

Para saber si una idea es realmente buena hay que sacarla del ordenador y llevarla al mundo real. La interacción con la gente y los clientes es necesaria para saber dónde se está parado. En un principio resultan estimulantes los comentarios positivos que respalden tu iniciativa. Pero si todo se queda en palabras y muy pocos (o nadie) parece dispuesto a adquirir eso que ofreces, es obvio que algo no funciona como debería.

En estos casos toca volver a las preguntas iniciales que todo emprendedor debe hacerse. ¿Qué necesidad voy a resolver? ¿Cuál es mi propuesta para solucionar determinado problema? ¿Hay un problema? Una buena manera de despejar estas incógnitas es indagar entre todos aquellos que califican tu iniciativa como “interesante” y al final del día no invierten ni un centavo.

También toca revisar las estrategias de marketing. Quizá el problema sea que estás enviando un mensaje equivocado o inexacto sobre su producto. O que ni siquiera está llegando al público correcto.

Se agota el dinero

Una consecuencia directa del problema inicial. Si no hay ventas, el dinero con el que cuentas en algún momento se va a terminar. Lo que llevará a tu negocio a los temibles números rojos.

¿Qué hacer? Además de todo lo necesario para multiplicar los ingresos, probablemente también habrá que reducir los costos operativos para equilibrar la balanza. Otro plan es salir a buscar nuevos fondos. Aunque mientras el primer punto no esté resuelto, la inyección de capital solo servirá para postergar la llegada del momento crítico.

Ya no te gusta lo que haces

Al empezar, todo es emoción. Pero conforme avanzan los días, el entusiasmo inicial puede diluirse. Sobretodo si luego de revisar los dos primeros puntos te sentiste identificado. Si no eres capaz de recuperar el amor que en un principio tenías hacia tu idea, entonces sí que estás en graves problemas.