El e-commerce es ya una realidad que está muy presente en el nuevo entorno digital. Las empresas no deben ignorar esta nueva forma de comercio, y es que cada día está cogiendo más fuerza. La era del comercio 2.0 implica que los modelos de negocio tradicionales deben adaptarse a ella o, de lo contrario, su supervivencia no estará garantizada. Además, las nuevas generaciones, entre las que destacan los ‘millennials’ (nacidos entre 1982 y 1994) y los ‘centennials’ (nacidos a partir de 1995), están muy acostumbradas a realizar todo tipo de transacciones a través de Internet. Por eso es fundamental que los comercios que tienen presencia online se adapten a estos nuevos consumidores y les faciliten el proceso de compra y la experiencia de usuario en su web.
La idea es sencilla: cuanto más fácil le sea al usuario navegar en la web, más tiempo permanecerá en ella. A continuación te damos algunas claves que debes tener en cuenta para hacer que la experiencia de usuario de tu web sea lo más satisfactoria posible para los clientes.
1.Estructura sencilla: ya lo dice el refrán, menos es más. Cuanto más compleja hagamos la home de nuestra web, más difícil le será al usuario navegar por ella. Es preferible simplificar el menú todo lo que podamos y hacerlo lo más intuitivo posible, aunque siempre estructurando los contenidos de forma coherente. Demasiados menús puede cansar al usuario y complicar el proceso de compra. También es interesante incluir ‘breadcrumbs’ o migas de pan, unos elementos de navegación que sirven para que el usuario esté siempre orientado en la jerarquía de la web y le resulte más fácil desplazarse por ella.
2. Palabras claras: el usuario tiene que saber dónde se mete cada vez que hace ‘clic’. Para ello tenemos que evitar poner abreviaturas o siglas que no se entiendan, pues pueden confundir al usuario.
3. Diseño visual: la memoria fotográfica es una gran aliada cuando navegamos en una web. Podemos aprovechar los colores corporativos para dar más dinamismo a la web y hacerla más visual, de modo que nos sea más fácil ubicar los contenidos y no resulte excesivamente monótono. El objetivo es que el usuario sepa moverse a través de la web sin necesidad de haber entrado previamente.
4. Párrafos cortos y legibles: el tiempo que los usuarios pasan en una página es muy reducido. Por ello tenemos que hacer que fijen la vista en aquellos contenidos que nos interesan, para lo cual podemos emplear recursos como párrafos cortos en los que haya palabras destacadas, numeraciones y una tipografía clara (preferiblemente sans serif para web). Por supuesto, debemos evitar a toda costa las faltas de ortografía, que restan sensación de profesionalidad.
5. Diseño responsive: son más los usuarios que acceden a una web a través de su Smartphone que a través del ordenador. Esto hace que sea fundamental tener una web responsive, es decir, que se adapte automáticamente a cualquiera de las plataformas de visualización. El diseño responsive es algo que muchas empresas suelen olvidar y que es de suma importancia; si un usuario no puede ver una web desde su móvil es muy probable que tampoco la vea desde el ordenador.
6. Proceso de compra sencillo: cuando un usuario toma la decisión de comprar a través de una web dicho proceso debe ser lo más sencillo posible para evitar generar desconfianza en el cliente. Igualmente, ofrecer diferentes formas de pago también aumenta la confianza del usuario.
7. Carga de contenidos rápida: si nuestra web tarda mucho tiempo en cargar lo más probable es que el usuario deje de navegar en ella. Sin embargo, tenemos que compaginarlo con el uso de imágenes muy grandes, que generalmente ralentizan la carga.
8. Aprovechar las ‘call to action’: este tipo de llamadas favorecen que el usuario se fije en un contenido importante de un primer vistazo.