La puesta en marcha de una estrategia que aborde la optimización de los procesos para mejorar la eficiencia del negocio está entre uno de los primeros aspectos a tratar. La formación en habilidades digitales y el establecimiento de un sistema de métricas que permita reconocer el cumplimiento de las metas marcadas, serían los siguientes pasos.

Tras publicar su Guía para la Transformación Digital de las Pymes, Datisa propone a este tipo de organizaciones algunas recomendaciones concretas para alcanzar el éxito en su proceso de digitalización. La primera sería establecer una estrategia global que integre a todos los miembros de la organización.

Aunque parece obvio, no todas las pymes tienen claro que la definición de una estrategia global para abordar la transformación digital de su negocio sea uno de los primeros pasos a dar. Lo cierto es que este tipo de compañías tiende a la puesta en marcha de acciones aisladas que no siempre reportan los beneficios esperados.

Digitalizar por separado sin medir los resultados y el impacto que la transformación de un área tendrá sobre otras complementarias, puede ser contraproducente porque puede incrementar los costes y el tiempo previsto inicialmente para la conversión digital. En este sentido, Isabel Pomar, directora comercial y de marketing de Datisa, señala que “la transformación digital de las pymes debe, no solo realizarse sino, incluso, proyectarse, de una forma organizada, estableciendo prioridades, analizando los impactos que los cambios provocan en todo el conjunto del negocio y no solo, en el entorno en el que se acometen esas modificaciones, y buscando siempre las herramientas que puedan servir de soporte al proceso transformador en cada una de las etapas que se vayan implementando”.

La estrategia deberá estar fundamentada sobre las necesidades de cada organización, pero, a nivel general, Datisa apunta tres apartados en los que la transformación digital debería poner el foco:

– La optimización de los procesos empresariales en busca de la eficiencia.

– La mejora de la relación con el cliente para mejorar las ratios de rentabilidad, fidelización y sostenibilidad del negocio.

– La implementación de la tecnología adecuada para dar respuesta a los dos elementos anteriores.

Una vez definida la estrategia, las pymes deberán apostar por la formación, incluso antes de que se haya iniciado su proceso de transformación, porque es necesario entender qué es realmente la digitalización y qué posibilidades ofrece la tecnología para llevarla a cabo. Y, después, obviamente, qué tecnología es la más adecuada y cómo utilizar esas soluciones para obtener el beneficio que esperamos.

“La capacitación digital de todos los que conforman la organización es un aspecto altamente relevante, tanto desde el punto de vista de la dirección como del resto de los empleados que conforman la plantilla. El reciclaje y la formación continua permiten dotar al capital humano de las habilidades digitales necesarias para abordar el cambio”, apunta Isabel Pomar.

Procesos de formación internos, mentoring o coaching contribuyen a compartir y expandir el conocimiento y la experiencia dentro de la propia organización. Si el talento de la compañía no está preparado para impulsar o asimilar los cambios que propone la digitalización, el proyecto de digitalización acabaría fracasando.

Finalmente, si el objetivo de la digitalización es la mejora de los procesos y la búsqueda de la eficiencia, será necesario poder medir los cambios, es decir, establecer indicadores adecuados para evaluar la optimización de los procesos y cuantificar los beneficios obtenidos. Estos indicadores determinarán si vamos por buen camino o si hay que tomar medidas correctoras para volver al rumbo que queríamos tomar.