Por si no lo sospechabas todavía, ya te lo decimos nosotros: una tienda online no se monta en un mes. Y te lo decimos porque lo hemos intentado y, sencillamente, no se puede: hacer el estudio de mercado, dar con un modelo de negocio, encontrar proveedores, pedirles presupuesto, que te lo envíen, renegociar con ellos para que te salgan las cuentas, echar esas cuentas, contratar el proveedor de tecnología…

Vamos, por poder se puede, pero con pocas garantías –ninguna, si me preguntas a mí– y arriesgando ese paro que estás pensando capitalizar.

El caso es que hemos querido dar un giro a cómo enfocamos los reportajes y hemos dado todos los pasos para montar una tienda nosotros mismos. Queríamos ponernos en el lugar de alguien que no tuviera experiencia en montar un negocio online para experimentar los mismos problemas que tú –si eres un experto en tiendas online, está claro que ya te sabes todo esto, así que esto no va dirigido a ti–. ¿Y quién mejor que yo, un simpático periodista?

Mi idea ha sido seguir todos los pasos igual que los darías tú al querer montar una tienda online: darle vueltas a qué producto podría vender; ver de qué forma iba a conseguir ganar dinero; buscar y encontrar proveedores; testar los productos de esos proveedores; seleccionar los productos que finalmente se van a vender; hacer el estudio de mercado.. Bueno, todo eso y luego contrastar todos mis pasos con expertos para ver en qué he acertado y en qué he errado, para que tú des menos pasos en falso si montas una tienda online.

Y el producto es…
¿El primer paso? Ver qué producto voy a vender. Comienzo a darle vueltas a qué opciones se me ocurren para la tienda:

Púas para guitarras. Porque había visto la idea en el extranjero buscando ideas de negocio para la sección de Oportunidades de la revista y porque me lo había comentado mi compañero Javier Escudero hacía poco. Javi había visto incluso una máquina que fabricaba púas.

Mandiles para cocinar. Porque me encanta una tienda francesa que vende, eso, mandiles: MadameChoup.com. Se toman el mandil como un elemento de moda, con diseños propios (nada de meter un dibujo o imprimir una foto).

Chubasqueros para montar en bicicleta. Porque están en el catálogo de una empresa estadounidense de ropa para mujeres ciclistas a la que le tenía echada el ojo para la revista.

Lápices táctiles para tabletas. Porque había leído un artículo en el blog de la edición digital de la revista estadounidense de tecnología Wired Gadget Lab que consulto frecuentemente. Hablaba de un bolígrafo táctil alemán de calidad.

Correas de seguridad para peques. Porque lo había visto en un episodio en televisión de Modern Family antes de que mi hija comenzara a andar y había pensado que era una tontería. Y ahora que mi hija anda, como que ya me parecen mejor idea.

¡Ya lo tengo!

Le doy vueltas a todas estas propuestas y al final me quedo con los lápices táctiles. La idea que me gusta más es la que he leído en Wired y lo leo ahora con nuevos ojos.

Siempre había pensado que había vida más allá de los productos de Apple y que productos para los usuarios de iPad hay para aburrir, pero no para el resto de tabletas y marcas.

El artículo en cuestión hacía referencia a un producto alemán: AluPen. Así que lo busco en Internet y les escribo a la dirección comercial para decirles que estoy interesado en convertirme en distribuidor. Al verlo, me recuerda a los plastidecor con los que jugábamos de pequeños y con los que ahora juega mi hija (básicamente, los mordisquea y si no estamos pendientes arranca pedazos y se los traga). Es un diseño original de la marca y es caro: 24,95 euros, sin IVA y sin gastos de envío. Bueno, ya tengo por dónde empezar. ¿Lo fabricarán también en China…